Carta de la Editora
Aunque en mi profesión nos enseñan a manejar con elegancia el arte de las letras, siempre es un reto desafiante dar forma al mundo de las ideas. Llegar al lanzamiento de esta primera editorial no fue tarea fácil: ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué tema trataremos? ¿Quiénes estarán dispuestos a participar?
Hablar del colectivo es hablar de las relaciones humanas, de la otredad, de cómo logramos convivir en conjunto; es por eso que se me hace inevitable dedicar esta carta editorial a la amistad.
El Diccionario de la Real Academia Española define amistad como “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Si nos remontamos al inicio de nuestras civilizaciones, encontraremos que todas las formas organizativas de nuestra sociedad, provienen de ese fuerte lazo que nos une a ese otro individuo al que llamamos amigo; y quisiera hacer énfasis en que la distinción entre amigos y familia, la hace cada uno de nosotros por separado: en nuestra familia podemos encontrar grandes amigos, así como en nuestros amigos podemos encontrar la mejor de las familias. Una vez mi esposo, que en aquel momento era el chico con el que estaba saliendo, me dijo “es que yo no quiero ser tu amigo…”, sin embargo, para mi es claro que hoy él es mi esposo porque somos -así, en tiempo presente- amigos.
Los seres humanos vivimos buscando satisfacer esa necesidad de pertenecer a algo. A lo largo de nuestra vida, nos vamos agrupando en clanes con otros individuos que tengan pensamientos, necesidades y aspiraciones parecidas a las nuestras y, con ellos como aliados -porque precisamente de eso se trata la amistad-, les vamos dando forma a nuestras costumbres y maneras de ver el mundo.
En este sentido, no es alocado pensar que nuestras manifestaciones tradicionales, así como este Bululú, existen gracias a la complicidad de la amistad y su poderosa magia de crear mundos más amenos. Vemos como nuestras fiestas sobreviven al paso inclemente de los años, en parte, gracias a esa conexión, que nos empuja a mantener nuestras costumbres, al mismo tiempo que nos brinda un espacio para el tan anhelado reencuentro con nuestros seres queridos.
Como lo dije al principio, emprender este camino ha sido difícil y hasta un poco aterrador. Sin embargo, aquí estamos, encontrando infinita inspiración en la disposición, creatividad y conocimientos de quienes, sin pensarlo dos veces, se unieron a la importante tarea de transmitir saberes y experiencias a través de esta plataforma, que pretendemos, sea construida por todos aquellos a quienes admiramos y tenemos -o tendremos- el honor de llamar amigos.
Ana González
Caraqueña enamorada del oriente Comunicadora Social y Fotógrafa Editora de El Bululú