Ser humano no es sinónimo de estar humanizados. La humanidad en la danza trasciende el ego de las formas, los estereotipos, las estructuras, lo forzado y manipulable, para dar espacio a la expresión, creación, afectividad, intuición y la espontaneidad, contraria a la rigidez. La danza humanizada nos hace generar espacios para sentirnos recibidos y contenidos, nos hace estar en relación con los demás, pudiendo experimentar la fuerza de sabernos colectivo. Dice Judi Khrisnamurthi, “la consecuencia de nuestra relación es la sociedad. El mundo es lo que somos”.
En este sentido podemos reflexionar: ¿Qué tanta humanidad tiene nuestro danzar? ¿Cuántas formas de esclavitud nos generamos incluso desde la danza? ¿Qué humanidad hemos ayudado a construir a través de nuestro danzar? ¿Quién danza en nosotros: nuestra naturaleza o nuestro ego? ¿Hemos logrado desmontar la belleza normalizada detrás de los estereotipos? ¿Cuáles conceptos hemos ayudado a gestar y/o a perpetuar desde nuestro danzar? “La humanidad individual se expresa idealmente en la relación con los demás”.
El colectivo trasciende al hecho de la muchedumbre, va más allá de un grupo de personas que se reúnen, danzan, o se mueven disfrutando desde su individualidad. Más bien, vendría a representar un útero, como entramado que contiene y es capaz de sostener el calor humano, animándonos a desarrollarnos, manifestarnos y movernos desde todas las potencialidades con las cuales nacemos y se mantienen latentes. Juntos el danzar se potencia. “El otro me trae información de mi”, dice Rolando Toro, creador de la Biodanza. Entonces, si no está un otro, resulta bastante difícil transformarnos.
Entremos en estas interrogantes: ¿Hemos sentido la potencia de sabernos parte de un colectivo? ¿Qué nos hace saber que hemos alcanzado una mayor humanidad desde el hecho de danzar sabiéndonos colectivo? ¿Qué significa danzar para nosotros? ¿Hemos logrado tener el coraje para desaprender lo aprendido? ¿El colectivo existe para todo el que danza? Cobra fuerza la palabra UMOJA, en lengua swahili, Unidad. “Juntos somos el aguacero”.
Es imperioso que apelemos a retornar cada vez más a la comprensión de nosotros mismos. Observarnos en la acción para que nuestro cotidiano se desconfigure y reconfigure más fácilmente. Derribar condicionamientos para que lo que busquemos en el paseo del danzar colectivo, como forma de hacernos más humanos, nos revele respuestas más y más conscientes y acertadas.
Cuántos de nosotros hemos aprendido con el ejemplo o por imitación, es un aspecto a tomar en cuenta, en esto de tener consciencia del impacto que cada uno de nosotros puede ejercer sobre el otro, y todo lo que se podría fomentar en colectivo con actividades de tanto alcance como son nuestras manifestaciones tradicionales, en este caso, La Danza Tradicional Venezolana. Los avances de las neurociencias, específicamente con el descubrimiento de las Neuronas Espejo, definidas como neuronas de la empatía, de lo social y de lo imitativo, que “permiten aprender conductas sociales complejas y que se activan al realizar una acción y también al ver a otro hacerla”, avalan perfectamente esta teoría, como lo plantea Vilayanur Ramachandrán. Este aporte maravilloso, nos abre una puerta para encontrar más posibilidades de creación, generar nueva consciencia desde lo colectivo y las corresponsabilidades que subyacen frente al planteamiento: el danzar colectivo como forma de hacernos más humanos
Para finalizar este recorrido, les invito a tener presente las palabras de Judi Khrisnamurthi: “lo que soy crea la sociedad, conocernos a nosotros mismos es la base para edificar lo nuevo”. Imperativo entonces, emprender el camino del autoconocimiento.
3 Comments
Excelente artículo Yece. El autoconocimiento es, por consiguiente, la semilla que moldea el desempeño intrasocial, y más temprano que tarde, termina moldeando nuestra esencia como conjunto. Muy acertada la posición de la danza como preludio de la humanidad, y más bien como una naturaleza inherente en el cosmos.
¡Abrazo!
Jesús Grimón
Excelente artículo Yece. Muy acertada la posición de la danza como preludio de la humanidad, y más bien como naturaleza inherente en el cosmos. ¡Abrazo!
Gracias Jesús! qué bueno que haya gustado! un inmenso abrazo.